Las aperturas nunca son fáciles. Nunca salen como lo esperamos, siempre el imprevisto está, como en todo. A veces para bien, a veces para mal. Por eso, me parece entonces mejor no preocuparse tanto por cómo va a ser, qué va a pasar, sino pensar qué va a cerrarse... para poder abrirse. Salvo que puedan cerrarse y abrirse al mismo tiempo, las contradicciones nunca faltan en el terreno de lo humano.
Lo que se cierra y lo que se abre: en qué consiste cada una de las dos, no lo sé. Pero quizás no se trate de saber, tampoco. Sino simplemente de hacerlo. Así arranqué y arranco este blog, abriéndolo de una vez, porque hace rato que tenía ganas de hacerlo. Sobre qué escribiré, cómo, para qué y para quien son preguntas que se irán respondiendo (o no) por sí solas. Lo único que me importa ahora, es hacer el recorrido, como dice un amigo.
Saltemos entonces, abriendo cierres y dejando salir cosas viejas, guardadas y apolilladas. Porque no se puede vivir con naftalina adentro.
Ey esa frase la digo yo! jaja, o eso creo.
ResponderEliminarEstá buena la última frase...creo que además de sentirme identificado, estaría bueno que algunas chicas tmb se sientan identificadas y se "abran" así no nos complican la vida tanto a los hombres (lease: que se abran de gambas)